Como un manto de nieve
vuelas en él y tienes
la belleza del blanco
y el frescor que posees.
Como una noche estival
de naranja, de estrella radial,
posees un calor especial
que se cuela a través de tu gesto cordial.
Como una voz musical
como una figura inusual...
con una personalidad angelical...
Como una niebla mortecina
que a través del rocío mengua vespertina
y que el sol de alborada ilumina
es tu mirada de nácar y coral.
Voy con mi boli a tu cuerpo
y firmo con mi piel el lamento
me clavan tus labios como el hierro al cemento
y todo lo que puedo es poco para tanto como te quiero.
Voy con mis poemas a tu antojo
son los versos que de tus pupilas recojo
y aunque estoy rodeado del silencio
me hallo acompañado de tanto como te quiero.
En un abrazo que quisiera de días
me voy sumergiendo por todas tus orillas
y susurro a tu oído el secreto
de verte en mis brazos...
¡y cuánto te quiero!